miércoles, 19 de septiembre de 2007

CRÍTICA A SCANNER DARKLY.



'A Scanner Darkly' es la esperada vuelta de la técnica del rotoscopio a la gran pantalla tras los fallidos experimentos de Ralph Bakshi a finales de los 70. Richard Linklater ha elegido este medio para adaptar el relato homónimo de Philip K. Dick, y visto el resultado la elección ha sido más que apropiada. Se presenta como un alegato contra las drogas originalmente escrito por Phillip K. Dick. Aburrida y bastante innecesaria.
'A Scanner Darkly' nos muestra un futuro muy cercano, en el que el 20% de la población norteamericana es adicta a una potentísima droga, la "sustancia D". En medio de la cada vez más perdida batalla se encuentra Bob Arctor, miembro de un cuerpo especial antidroga infiltrado en la casa de unos presuntos traficantes, luchando por descubrir la fuente original de la "sustancia D", y luchando también contra los devastadores efectos de su creciente adicción. ¿Logrará Arctor ganar las dos batallas a las que se enfrenta?

La novedad en este caso es que el factor paranoia se adueña completamente de la película, hasta el punto de que dudamos tanto de nuestra percepción como el mismo protagonista. Éste es el gran acierto del film de Linklater, convertirnos en yonquis alucinados durante los cien minutos que dura, gracias también a la peculiar técnica rotoscópica. Pero a la vez, es la gran debilidad de 'A Scanner Darkly': la trama principal pierde interés progresivamente, hasta el punto de que deja de contar una historia y acaba contando una especie de locura colectiva, compartida por Bob Arctor y sus compañeros de trapicheo. Lo que empieza siendo una "undercover movie" con alta tecnología de por medio, se convierte en un muestrario tragicómico de miserias humanas. Y dado que era la intención tanto del escritor de la novela como del director, pues objetivo cumplido. Pero la pérdida de interés por la trama resulta un tanto frustrante, al final.
El trabajo actoral, pese a la desfiguración que conlleva el proceso rotoscópico, es notable. La imagen animada de Keanu Reeves resulta muy convincente. Wynona Ryder se defiende, y las "estrellas" de la alucinógena función acaban siendo esa extraña pareja de yonquis (caricaturas de sí mismos) que son Robert Downey Jr. y Woody Harrelson, que parecen salidos de la bolera del barrio de Jeff Lebowski. Por otra parte, la recreación de ese ¿futuro? en el que todos están bajo vigilancia continua, incluso los propios vigilantes, es lo suficientemente austera como para resultar creíble, incluso reconocible, hoy en día.

La película se presenta como un alegato contra las drogas originalmente escrito por Phillip K. Dick, quien al final nos lista los nombres de sus amigos muertos o dañados seriamente por el abuso de estupefacientes. Una lista increíblemente larga, por cierto. Visto así la peli se entiende un poco más, pero eso no la salva de ser aburrida y bastante innecesaria.

En resumen: una demostración de cómo utilizar un soporte para potenciar una historia que, sin él, sería de lo más aburrida. Pero también un ejemplo de narración dispersa, que despista y hace perder el interés a ratos.

Mi valoración: 4

3 comentarios:

Twister dijo...

En este caso no puedo darte la razón, a mi me gustó bastante, quizás por ese fanatismo mío a películas extrañas. Es cierto que te pierdes muchísimo en algunos compases quizás porque consiguen que te despistes, pero en si me pareció un buen producto. Para gustos ya se sabe

Lucía dijo...

Yo no sé si la veré con esta crítica ...

Pero es que Robert Downing Jr. me tira mucho ...

Anónimo dijo...

A mi me gusto bastante, algo pesada a ratos.